Hace mucho tiempo prometí hacer un posteo sobre las relaciones. Ya ni me acuerdo con qué receta estaba, justamente, «relacionado» mi comentario. Pero siempre, por H o por B, le daba vueltas. Un poco porque somos un blog de recetas y es obvio que la gente viene acá a buscar eso, ideas para hacer comidas basadas en vegetales, no a leer sobre cómo son las relaciones con la gente no vegana. Pero después me doy cuenta de que la comida es más que la comida en sí, más que el plato o que los nutrientes y la cuestión de satisfacción de una necesidad puntual. La comida es compartir, es una excusa para relacionarse, para verse con familia o con amistades o hasta para conocer gente nueva. Puede ser también un mimo, un agasajo. No por nada nuestra primera relación en este mundo -la que entablamos con nuestra mamá- se da justamente a través de la comida (la leche).
En nuestra familia hay una frase célebre (?) surgida en un almuerzo familiar donde la comida abundaba y de postre había helado y masas y facturas para la tarde y la tía Gla miró para la mesa en la que se amontonaba todo y dijo «todavía nos tenemos que comer todo eso». Así que sí, la comida y las relaciones van de la mano. Por eso me atreví a esta reflexión y bueno, justo la fecha de hoy venía al pelo.
Y para hablar de las relaciones considero necesario volver a hacer esta aclaración: el mundo no es vegano y nosotras no nacimos veganas, ni fuimos criadas con consciencia de que la carne es el cuerpo muerto de un animal. Cuando tuvimos la edad suficiente para espabilarnos un poco, la negación fue más fuerte, así que las tres teníamos más de 30 pirulos cuando nos volcamos hacia el veganismo. Todo esto sin olvidar que somos nietas de un carnicero por parte de nuestra mamá y que nuestro abuelo paterno tenía un gallinero en el fondo de la casa.
Somos las primeras veganas de la familia y por suerte, como el veganismo nos llegó a las tres casi al mismo tiempo, pudimos apoyarnos mutuamente. Ahora bien, con las relaciones extra-familiares es otro tema, porque se supone que a la familia no se la elige, pero al compañero/compañera/compañere sí.
En nuestro caso, Loli ya estaba casada y Sabri estaba a punto de casarse y sus respectivos maridos fueron respetuosos del cambio. Yo particularmente, aunque ya conocía a mi actual señoro -como me gusta decirle, porque él se refiere a mí como «mi señora» y me causa mucha gracia-, no teníamos una relación por aquél entonces. Cuando Cupido (?) nos flechó no reparó en que hubiera coincidencia en la parte del casillero sobre veganismo: Javi no es vegano.
Me acuerdo de que alguien alguna vez me cuestionó: “no entiendo cómo podés tener una pareja que no es vegana, yo no podría negociarlo”. No sé si una REALMENTE ELIGE de quién se enamora, porque para enamorarse y que ese amor perdure hay que coincidir, no sólo en la frecuencia espacio-tiempo, sino en ciertos valores y prioridades de la vida. Javi, mi señoro, no sólo no es vegano, sino que también es fumador -vicio que jamás pensé que podría soportar- y hay mil cosas en las que no coincidimos, hay dos mil que siempre discutimos y hay un millón en las que somos como «pan y mantequilla» (de maní, claro está). Él es mi calma cuando me enfurezco como torbellino y es quien me hace entender que el mundo es mucho más que lo que me rodea, lo que vivo y lo que pienso. Siempre digo que él me hace ser mejor persona, para mí eso es lo no negociable.
Sé que hay personas veganas que no tolerarían compartir un asado con nadie, ni siquiera con sus seres queridos. No crean que a mí me hace demasiada gracia presenciar ese rito. Me da un poco de impresión la carne troceada expuesta al calor de las brasas, así que trato de alejarme de la parrilla -no sin antes asegurarme un huequito limpio para poner mis hamburguesas o chori a base de lentejas-. Intento contestar a los chistes con una sonrisa o dar una respuesta amable -no siempre libre de ironía-, especialmente cuando me dicen “no entiendo cómo te podés resistir a esto” o “no sabés de lo que te estás perdiendo” -y yo sé que no me estoy perdiendo de nada porque no podría dejar de asociar ese trozo de carne asada con un animal muerto, por lo que comerlo no podría jamás volver a ser un placer-. Pero no logro nada encerrándome en mi pequeño círculo vegano con mis dos hermanas y alguna que otra amistad. Porque, a ver, claro que me gusta más comer TOFU cuando no tengo nadie alrededor poniéndome cara de asco o preguntándome qué es eso. Pero no se convence a nadie aislándose. Como dijo Malena Blanco de Voicot en el podcast La Cruda, «mi objetivo es ser un poquito más vegana cada día». Y creo que de eso se trata, porque Javi es «más vegano» cuando intenta cocinar recetas plant based para que podamos compartir una comida, y yo me siento «más vegana» cuando a ese asado al que fui invitada llevo un budín o un postre para convidar y la gente que no es vegana prueba ¡y aprueba! y hasta pide la receta.
Estoy casi segura de que fue Leo Anselmi quien en una charla, hace muchos años en la Vegan Fest, dijo algo así como que «una sóla persona vegana en un grupo basta para cambiar el rumbo de dónde se va a salir a comer». Hace poco me pasó con mis amigas: dimos vueltas por media ciudad buscando un lugar que tuviera opciones para todos los gustos, hasta que finalmente me dijeron «vamos a un lugar vegano y listo» y terminamos cenando en uno de mis restaurantes favoritos. Mi suegra ha veganizado su clásico postre húngaro para que yo también tuviera oportunidad de comer algo dulce -que no fuera una fruta, ja!- en las cenas familiares y una de mis mejores amigas, Gy, contrató un catering vegano para su casamiento sólo por mí (no saben lo que disfruté que hubiera una mesa entera en la recepción con empanadas, sanguchitos, pizzas y otras tapas veganas que todo el mundo se acercó a probar). ¡Esos actos de amor son invaluables!
Los beneficios de comer vegano -y de vivir, porque el veganismo excede el plato de comida- son muchos, no sólo para los animales o para la propia salud, sino para el planeta y el resto de la humanidad. Así que si mi vianda la como yo sola, no habré aportado nada al mundo. Pero si convido y varias personas se atreven a probar, estaré abriendo una puerta, fomentando el consumo de nuevos ingredientes o formas de cocinar, poniendo el tema del veganismo sobre la mesa y quién sabe, quizás ese pequeño gesto, ese aparentemente insignificante granito de arena sea el que agite una enorme polvareda.
Así que les deseo paciencia, amor y brindo porque dupliquemos la cantidad de ingredientes y cocinemos para convidar. ¡Que el veganismo se expanda! Salú!
flavia dice
Soy vegetariana hace 6 , no vegana. En casa todos carnivoros. Yo cocino para mi familia carnivora. Hemos llegado a un contrato imaginario, donde nadie le cuestiona al otro. Porque ademas del respeto a la creencia de uno tiene que existir el respeto al otro . Yo no puedo imponer mi forma de pensar y ver el mundo , y tampoco puedo dejar de amar a mis seres queridos por no ser veganos o vegetarianos. Demasiadas grietas hay en el mundo. Mi decisión fue no comer más cadaveres , y lentamente voy hacia el veganismo , a mi ritmo . Tambien le doy lucha para cambiar las quemas en mi país , una lucha dura y dificil donde se esta matando todos los seres vivos de los humedales. Todo suma , Pero siempre con respeto . Los extremos y fanatismos jamas funcionaron . Me encanto el articulo , es la vida misma .
maruraffaelli dice
Gracias Flavia por tu comentario! Y bienvenida a este camino!
kari dice
Me encantó lo q escribiste y obvio q lo social está siempre presente
En casa mi marido, re- carnívoro ,no se anima a probar vegetales!!.
así q en casa yo cocino carne y derivados, pero voy tratando de hacerlo cada vez menos frecuente.
Encontré q la mejor manera de incluir alimentos de origen vegetal en sus comidas en » medallones» ( dice q hamburguesas son las de carne …) voy variando vegetales con alguna legumbre y algún cereal y cada sábado hay un medallón distinto.
También probó el brownie de poroto negro( sin saber de q era) y le encantó así q se lo blanquee.
Cosas así nos debe pasar a muches y lo q falta en la mayoría de las reuniones es q la gente comprenda q la comida vegana es para todes, en cambio las cosas de origen animal no.