VIZNIKKE

Cuando éramos chicas, el Biznikke era la golosina favorita de nuestra prima Pau, a quien cariñosamente llamamos «La Prim». O tal vez no lo era, pero yo tengo el recuerdo de que sí y eso bastó para que estuviera pensando en ella todo el rato que le estuve dedicando a la versión vegana de este chocolate, incluso ahora, que estoy escribiendo este posteo.

Es que con la La Prim no sólo nos une la sangre, también miles de recuerdos y el gusto por el chocolate. Aunque en eso ella nos gana a las tres porque es una chocolatera profesional y entre su oferta hay opciones veganas que son un fuego. Pueden encontrar sus delicias acá: Le Petit Monde -de Paula Estévez-.

Volviendo a este chococlate nevado tipo «Biznikke», les cuento que a mí nunca me había resultado demasiado atractivo porque, como lleva galletita, es medio como un chocolate aireado y yo siempre preferí el chocolate más bien contundente. Pero al igual que me pasó con tantas otras comidas, me empezó a tentar la idea de veganizarla y sabía que las ganas no se me iban a ir hasta que lo consiguiera. Así que busqué su composición y puse manos a la obra.

QUÉ LLEVA

El que se compra en los kioscos lleva mil y una porquerías, claramente. Pero para hacer la versión casera sólo necesitamos:

• Chocolate con leche. Yo usé la fórmula que había hecho acá en el Block. Pero es más bien como un chocolate negro alivianado. Si quieren que quede bien chocolate con leche, entonces hay que mezclar 50 % de chocolate negro y 50 % de chocolate blanco.
• Chocolate blanco. Usé esta misma receta que enseñé el año pasado. El chocolate blanco vegano acá en Argentina es medio imposible, así que siempre lo hago casero.
• Galletitas de chocolate. Esas las compré, jaja. Pero pueden hacer la receta de estas tipo Rumba o de estas otras tipo Tentación.

El resultado me encantó, pero no tanto por el sabor -que es deli- sino por la lluvia de recuerdos amorosos que invadieron mi mente. Qué flash lo que puede provocar la comida, no?