Panqueques de avena fermentada

No sé si han visto la viralidad que tuvieron en las redes estos panqueques de avena, la verdad han llamado mi atención. «¿Cómo con sólo mezclar agua y avena iban a quedar ricos?» era mi pregunta. Entonces no me quedó otra que probar!

Y ahora habiéndolos probado, la verdad es que la respuesta a mi pregunta es ¡NO LO SÉ! Jajaja! Porque no me limité a mezclar agua y avena, sino que quise ir un poco más allá de la simplicidad de esta receta -sin entrar a poner ingredientes raros ni nada- y me pareció una idea genial fermentar la avena con kéfir, para que le aporte ese sabor ácido y particular y, en lugar de agua, usar leche vegetal.

Como los iba a comer con este dulce de leche y no con algo salado, agregué extracto de vainilla, y si no le puse azúcar fue porque la leche que usé estaba endulzada. Pero, tal vez, si los van a usar para comer solitos o con algún otro relleno que no sea tan explosivo, le pueden agregar una cucharadita -siempre incorporando también una pizquita de sal para lograr un balance perfecto-.

Les cuento que

Quedan flexibles, no se parten, por lo que se pueden enrollar perfectamente o doblar como pañuelitos, pero obviamente el grosor no va a ser muuuuy finito como un panqueque de harina de trigo. Tengan en cuenta que la avena es mucho más pesada que la harina y más gruesa.

Se podría probar ajustar la cantidad de líquido para que queden más fluidos, pero a mí me gustan así gruesitos!

También fueron un éxito en casa y, si les suma este dato, les cuento que quedan súper si los guardan en la heladera, en recipiente hermético o en bolsa para que no se sequen. Aunque, si hacen cantidad, lo ideal es guardarlos en el freezer, así aseguran su frescura a la hora de comerlos.