Sopa cremosa de remolachas

La remolacha es una de las tantas cosas que aprendí a comer ya de adulta, recuerdo odiarla con todo mi ser cuando era pequeña (y no tanto) porque le sentía gusto a TIERRA.

Hace muchos años, mi amiga Laura me invitó a cenar una fresca noche de invierno y me preparó esta sopa. Por ese entonces yo no era vegana ni me imaginaba que alguna vez podría llegar a serlo, pero esta sopa me cautivó.

Es una sopa con mucha personalidad, de color furioso y sabor intenso, levemente dulzona, untuosa, deliciosa. Ideal para un almuerzo liviano pero abrigador o como entrada para una cena. Se prepara en muy poco tiempo y con muy poco trabajo y juro, que deslumbra.

Primero hay que asar a las remolachas hasta que estén tiernas y aprovechamos este paso para llenarlas de sabor (ajo, hierbas, aceite de oliva).

Luego se licúan con caldo, eso es todo.

Mi amiga Laura recomienda servirla con cilantro, pues dice que sin él, no es lo mismo. Si bien yo AMO fuerte al cilantro, en esta oportunidad no tenía y la serví con ciboulette, almendras tostadas y un hilo de crema de soja fermentada. Quedó absolutamente deliciosa!

Aprovechen que es época de remolachas y pruébenla, seguramente pase a formar parte de su repertorio de sopas cada invierno.