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by sabrinaraffaelli
Me creerían si les digo que esta es la torta cheescake más fácil que van a hacer en su vida?
A ver, yo AMO este postre, pero debo confesar que me da un poquito de fiaca prepararlo. Aquí, en este blog tenemos esta receta que es LA GLORIA y en nuestro segundo libro «Comida Internacional vegana» podrán encontrar otra versión, pero ambas llevan cocción.
Esta cheescake es SIN COCCIÓN y como si esto fuera poco, también es INVERTIDA. Es decir, podes hacerla en cualquier molde, no es necesario contar con uno desmontable! ¿Qué tul?
En primer lugar queso crema, claro. En este caso usé el que vamos a enseñar en el curso on-demand de lácteos vegetales II (que lanzaremos próximamente) pero, PAREN, NO DESESPEREN, se puede hacer con cualquier queso crema, ya sea comprado, el de castañas de cajú que encuentran en esta receta de chocotorta o el que enseñamos en el curso on-demand de lácteos vegetales I.
Lo primero que van a pensar es que le agregamos agar-agar activado, pues NO! Aunque no lo crean es un ingrediente más natural, y se llama psyllium. Ya les hemos contado en otras oportunidades acerca de este mágico polvo con el que no dejamos de probar recetas y que no deja de sorprendernos la forma en la que reacciona en las diferentes preparaciones en donde lo usamos.
Al igual que el lino y la chía, es una semilla muy alta en mucílagos. Por eso aporta viscosidad y elasticidad a la preparación. Por esa característica, es muy usado en la repostería sin gluten. Se consigue en dietéticas, muchas veces en envases que también contienen otras semillas molidas. Pero lo ideal es conseguirlo en polvo. Lo venden a granel, por lo que no es un ingrediente súper caro.
Es la típica base de cualquier postre, galletitas dulces, (en este caso también almendras) molidas y aceite de coco o margarina.
Lo confieso, podría estar mejor. Pero no contaba con frutos rojos, así que usé una buena mermelada de frutilla, eso sí, la reduje un poquito y le agregué algo de magia!
Fue un éxito en casa, espero que se animen y después me cuentan!